La radio es el medio de comunicación más personal que existe. Esta naturaleza tan especial de la radio hace que posea un perfil de difusión, particularmente íntima de tú a tú, que no tienen los otros medios y que es uno de los principales ingredientes de su connotación mágica como medio de comunicación. Posee también un carácter selectivo que permite aislar la comunicación a grupos independientes de audiencia, sin tener que hacer grandes inversiones o incurrir en inmensos desperdicios de esfuerzo por el efecto de la dispersión.
Es por eso que López Vigil en su libro Manual urgente para radialistas apasionados nos pone este ejemplo: Ahora viajamos en un autobús, a pleno sol y en plena ciudad de Rio de Janeiro. Fíjese en aquel muchacho de camiseta verde cotorra y gorrita playera. Va con un walkman, escuchando su emisora favorita. Otros pasajeros lo rodean, lo apretujan. Pero él mantiene su sonrisa de felicidad y un rítmico cabeceo. ¿Quién es la persona más cercana, más próxima a nuestro amigo? ¿Los demás viajeros que están a su lado, bien pegaditos, que lo prensan, que lo miran? ¿O el locutor de la emisora, situado tal vez a kilómetros de distancia, pero que le habla al oído? 3 C. Rayner, El Cuerpo Humano II. Orbis, Barcelona, 1985. Más que la vista, más que el tacto, el oído es el sentido de la intimidad.4 ¿A quién le permitiría usted musitarle palabras de amor al oído? La vista, llegado el momento, sobra. Se cierran los ojos para besar. El beso de lengua es bueno. El beso de oreja, con una palabra de cariño, todavía es mejor.
En otro de sus párrafos corrobora lo dicho por el blog “diario de un náufrago”: Como el oído al que se dirige, la radio es un medio de comunicación íntimo, casi privado. Al principio, no fue así. El antiguo receptor de tubos, en aquellos años dorados, ocupaba el centro de la casa y convocaba a toda la familia. Ese puesto lo ocupa hoy la televisión. En realidad, los radialistas le agradecemos a la pequeña pantalla el haber liberado a nuestro medio de esa función espectacular. Ahora la radio puede concentrarse en su lenguaje más específico, el de los sentimientos, y en su carácter de compañía personal.
La radio suele ser escuchada de forma individual, por lo que se produce la personificación del mensaje. Es decir, se establece una íntima relación entre el oyente y el emisor del mensaje.
Este medio nos aporta una enorme inmediatez, sin embargo, a su vez, los mensajes son muy perecederos. Más, incluso, que los de la televisión. La agitada vida de hoy y la necesidad de información actualizada y de cultura en general por parte del individuo, le da a la inmediatez de la radio una gran ventaja competitiva. En el campo noticioso el medio ha superado a otros vehículos publicitarios en la difusión de un hecho de gran trascendencia en forma inmediata y a veces simultánea. En definitiva, la radio se mueve al ritmo de los acontecimientos, lo que la convierte en un medio muy demandado.
Otro punto a tener en cuenta es la manera en como el locutor conecta con el público, como lo seduce, y como lo engancha. Los medios de comunicación de masas revisten cada vez mayor  importancia  porque es vital llegar a los públicos para lograr influir sobre modelos y valores en la forma de actuar o de pensar de las personas. Es un canal para lograr modificar la forma en que los hombres y mujeres conocen y comprenden la realidad circundante.

Se debe tener en cuenta a la hora de informar que el profesional debe tener dominio y seguridad en lo que dice. Debe seleccionar bien las palabras que se incluyen en los discursos pues se conoce que de lo dicho,  sólo un por ciento bajo se recuerda. Pero también debe intimar con el público, una vez más recurrimos al soporte de López Vigil quien nos menciona que: Si cambió el modo de escuchar radio, debe también cambiar el modo de hablar por radio. Los locutores gritones, vociferantes, ya no se estilan. Aquí sí vale la redundancia: tenemos que hablarle al oído del oyente, de la oyente. Intimar con él, con ella. Para lograr esto, emplearemos un tono coloquial, afectivo. La calidez no viene dada tanto por las palabras empleadas como por la manera de decirlas. Pronuncie qué alegría verte con solemnidad, y después diga la misma frase con sincero entusiasmo. Notará la diferencia. Desde luego, si las palabras son rebuscadas, no hay lengua que las ablande. Pero la temperatura de la comunicación se juega, básicamente, en las tonalidades de la voz.5 Cuando hablamos de lenguaje afectivo, no nos limitamos al amoroso. Afectos, emociones, son igualmente el dolor y la ternura. La esperanza y la angustia. Los sentimientos heroicos o la melancolía. Si nuestro programa de radio hace reír o llorar, va por buen camino. Si provoca furia (no por lo malo del programa), también vale. Pero si no mueve ni conmueve, si deja frío al a quien escucha, no es radiofónico. Hablar por radio es emocionar. Si no, el mensaje no llega, no impacta. En radio, lo afectivo es lo efectivo. 6 Luz roja. Ni entre Romeo y Julieta fue todo tan íntimo. En la radio, como en la vida, seguirá habiendo espacios alborotados, bullangueros, pura exterioridad. Pero queremos subrayar el lenguaje básico del medio, el estilo coloquial, cotidiano, que debe prevalecer en la programación. También es importante aclarar que íntimo no es lo mismo que intimista. El intimista se cierra sobre sí mismo, su mayor preocupación reside en su ombligo. La intimidad de la que hablamos, por el contrario, se refiere al tono de confianza, hasta de complicidad, entre locutor y oyente. Esa misma confianza sirve para conversar sobre mil cosas —de política y de cocina, de cosmética y de astronomía— y comprometerse en otras mil. Como decía Saint Exupéry, amistad no es mirarse uno al otro, sino mirar juntos en una misma dirección.
A modo de conclusión podemos decir que la radio nació para quedarse, la radio es un instrumento importante en nuestro día a día, la radio cumple con múltiples funciones como la de informar, la de alegrar o la de simplemente hacernos pasar un buen rato, no hay un uso más importante que el otro, la importancia depende de nuestra situación al momento que la encendemos.
"La radio es un espejo cultural", esta frase marcó una parte de mi lectura para realizar esta monografía, y es cierto. Personalmente en el círculo familiar donde yo vivo la radio cumple un papel importante para cada miembro que integra mi familia, un papel completamente distinto, con mi abuelo por ejemplo, cumple un papel de recordatorio, primero porque a través de las canciones que escucha en una radio con temas musicales de antaño le hace volver al pasado, recordar su duro inicio con una canción de Luis abanto Morales que por título tiene “ Cholo Soy” , o tal vez la canción que a mi abuela de dedicaba con la canción “Qué tienen tus ojos” de Leo Dan, y que cada vez que la escucha frente a uno de nosotros nos la relata una y otra vez, cual aventura de amor, que sería digna de plasmar en un libro, pero que el prefiere compartir solo con nosotros.
Conmigo pasa lo mismo, a pesar que no tengo un género específico de música preferida y cambio de emisora según mi estado de ánimo siempre trato de pensar en el porqué de la importancia de esa canción y qué momento de mi vida trae a mi, con Grupos como Maná y Aventura rememoro momentos nostálgicos que he vivido, con canciones del Eddie Santiago y Frankie Ruiz pienso en quien hoy es parte importante de mi vida y traigo a mí los momentos que hemos pasado, los buenos y también los malos…
En fin, los gustos musicales varían depende de cada persona, pero lo que no cambia, es la magia de la radio, aquella que es capaz de transportarnos sin mover un solo dedo, y es por eso, que siempre tendrá un lugar importante, en cada hogar que se encuentre.



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